jueves, 28 de abril de 2011

Otro día cualquiera


Pues no me van a cortar el pie y, según su ojo clínico, el médico me dijo que podría ver la vuelta de la semifinal Barça-Madrid. Aparentemente son buenas noticias pero a mi me dejó cierto sabor agridulce. No es que hubiese querido tener un pie menos o que no me gustase el resultado del Madrid-Barça, pero no estoy contento. No sé si será porque después de una larga espera justo ahora me entregan el coche nuevo y  no estoy en condiciones de conducirlo o porque en la vuelta de la semifinal, en el Nou Camp, no estarán ni Pepe, ni Sergio Ramos, ni Mourinyo y eso le resta espectáculo al enfrentamiento: no habrá ni muertos ni lisiados como yo y no gozaremos de una pieza de vodevil como las que generosamente nos regala el entrenador portugués.   Sin poder estrenar el coche (en el sentido “conductal” de la palabra, no en el otro sentido que alguna puede estar pensando) y sin poder disfrutar de la “Belén Esteban” del fútbol mundial que es Josep Mourinyo, estoy algo bajo (y para colmo ahora se pone a llover)  Menos mal que he encontrado una nueva diversión con el “WhatsApp” que, si tengo ganas, ya contaré.