jueves, 30 de junio de 2011

Entre tus piernas: la cena de ella



Llevo un vestido negro, atado al cuello y con hombros descubiertos. Ya algo alborotado porque, durante la cena, noté como los dedos de los pies de mi Neptuno, buscaban el interior de mis muslos… hmmm

Veo el deseo reflejado en su mirada. Tendría que hacer un ataque por sorpresa por los bajos fondos, pienso sin apartar mis ojos de los de él. Sí, debajo de la mesa… hmm... ya me gustaría cogerle por sorpresa debajo de la mesa. Sí pero que fuera sorpresa total. Tengo ganas de saborearlo, de lamerlo, de chuparlo. El mantel es largo, apropiado para tan placentera excursión hhmm. Ya me estaba relamiendo del gusto. Primero haría un tacto para percatarme de su ubicación y una vez localizada,  él tendría que mantener la serenidad, digo, cara al publico.

Camuflada con vestido de fiesta, aprovechando un mogollón de gente y ruido que impedía se notase mi ausencia y mi escaqueo inmediato bajo la mesa... Ha sido mientras presentaban a los músicos y todo el mundo miraba desde su mesa como se colocaban en el escenario. En ese momento es cuando me he agachado y he ido hacia él.

Allí, bajo la mesa, lo imagino mirando hacia el escenario que quedaba a su espalda. No me ha visto meterme debajo de la mesa. y lo que ha sentido son mis dedos por encima de sus calcetines todos ellos rodeando sus piernas y ascendiendo hacia las rodillas. Una leve apertura de sus piernas me ha dicho que estaba encantado con la visita.

Los pantalones no me dejan acceder más arriba, así que ahora, por encima de ellos y desde sus rodillas, voy llevando mis manos, hacia sus muslos, masajeándolos y separándolos, presionando más fuerte.

Cuando llego a la intersección de tus piernas, noto un ligero respingo, hhmmm ¡Sorpresa me sonrío mientras le imagino tratando de seguir la conversación que por encima de la música pretende llevar en la mesa.

Voy frotando sus testículos, su pene por encima de los pantalones: fuerte y despacio.

Me gusta sentir cómo se endurece bajo la ropa e imaginar cómo sale del paso por ahí arriba. Voy sintiéndolo caliente y yo misma voy sintiéndome caliente haciendo lo que estoy haciendo.

Ha llegado el momento. Le soltare el botón… hmmm...

¡Qué alivio! Te imagino, te veo...y lo se…

Seguimos con los demás botones y su polla respira, por fin. fuera. Libre de ataduras, de telas y entretelas. Me quedo mirando su volumen por debajo del calzoncillo y decido sacarla. Despacio. Con mucha suavidad. Es un trabajo delicado este que estoy haciendo. Requiere esmero...hmmmm. Le paso mi lengua húmeda por su punta… hmm...Me gusta verla brillar cuando sale de mi boca.

… hmmm…y desciendo con mi punta hacia sus huevos...

…hmmmm...Me encanta su olor. Ahora mismo puedo olerla...

La froto por mi rostro, me gusta sentirla en las mejillas. La presiono con la mano hacia mi cara, llevándola hacia mi boca sin meterla... hmmm. Separo mis labios todo lo que puedo para comérmela de un bocado. Hasta el fondo, por sorpresa y después, ir sacando mi boca despacio, presionando con mis labios.

Le siento excitado controlando sus movimientos y moviendo únicamente sus piernas. Abriéndolas. Cerrándolas. Estirándolas.

No me puede decir nada.

Y no puede hacer nada... hmmm...

Me encanta su olor, tan intenso, tan limpio.

La música sigue. Aplausos y más aplausos. Por fin paran, con lo cual las manos le han quedado libres.

Ya no puede más. lo noto. Le gusta mi juego y veo como pone su mano por debajo del mantel, momento que aprovecho para chupar uno de sus dedos con la misma obscenidad. Con más porque ahora es tu dedo y me recuerda a su polla.

Se la coge y me la vuelve a meter en la boca mientras sigue hablando, intenta hablar. Ahora ya sólo le oigo, monosílabos, balbuceos y una conversación sin sentido.

“¿Te pasa algo?”, te han preguntado.

Ha vuelto a coger su verga y me la ha metido más en la boca. La rabia de no poder gemir y el placer que le proporciona lo están volviendo loco.