domingo, 19 de diciembre de 2010

La chica que me gusta (Epílogo)


“Manolo,

No te puedes ni llegar a imaginar la alegría que he tenido al recibir tu carta. Te estaba buscando. Bien, en realidad a quien estaba buscando era a la maniquí. Pero no importa porque, al igual que tu, yo también he experimentado una transmutación en estos meses. Te explico.

Cuando desapareciste (tu no, la maniquí) tuve un desengaño enorme, pero en vez de sumirme en la desesperación, me refugié en el trabajo. Como te expliqué (a ti no, a la maniquí) soy funcionario de Hacienda, concretamente soy inspector. Si ya sabes, esos que se dedican a buscar a los que no pagan sus impuestos y esas cosillas. Así que me dediqué en cuerpo y alma a ello. No veas lo que he disfrutado. El placer que he sentido y siento cuando levanto un acta de inspección (que es como empalmarte), solo es comparable al orgasmo que tuve la primera noche que pasé contigo (con la maniquí, obviamente) He descubierto que dar por culo al contribuyente es lo que me produce mas gozo. Además como voy sobrado con los objetivos, gano una pasta y me pago todo el sexo que quiero.

Por tanto he de decirte que si, que podemos iniciar una relación aunque, entenderás, que debes adoptar la posición de “receptor” y yo la de “emisor”. Dicho de otra manera, tú harás de hembra y yo de varón. Ya veras como nos vamos a divertir en cuanto te requiera para que pagues el IVA de esos maniquís que vendes ‘para completar tu pensión’. Nos vamos a desternillar cuando la Seguridad Social te suspenda el pago de la pensión cuando sepa que estabas trabajando. Hasta podríamos hacer un trío con la propietaria de la tienda donde te encontré (¡a la maniquí!) y a la que le vendías clandestinamente maniquís ¿Me llamo ‘guarro’ verdad? Si es que vamos a disfrutar de lo lindo.

Un abrazo,



Ernesto


P.S. Te adjunto a la presente citación a la inspección para el próximo 24 de diciembre por la mañana, así te felicitaré personalmente las Fiestas.”