Ha sido un auténtico flash. Un flechazo instantáneo. Andaba camino de la óptica cuando me la he encontrado tras los cristales de aquella tienda. Es alta y estilizada. Morena de cabellos largos y unos infinitos ojos negros que me cautivaron al instante. Sonreía. Sonreí. Entré en el comercio sin dudarlo venciendo la partida a la timidez. Bastaron dos palabras para que aceptase venir conmigo. Ahora la tengo en casa, junto a mí. ¡Por fin encontré a la mujer de mis sueños!