- ¿Sabe algo de mí?
- ¿Mi marido? ¡Estás loco!
- Ya sabes a quién me refiero… al “otro”.
- No, no sabe nada. Ni tu tampoco nada de él.
- Sé de su existencia que ya es mucho. Lo demás me lo puedo imaginar.
- ¿Y qué imaginas?
- ¡Qué más da lo que imagine! Ya te he dicho que no me importa que estés con él. Lo que me fastidia es que no me lo hayas dicho.
- Son cosas que cuesta explicarlas.
- Vamos a ver ¿A tí te explicaron el cuento de Blancanieves y los Siete Enanitos?
- Pues claro que si...
- Desde pequeñitos ya nos están diciendo que el hombre es polígamo y la mujer poliandria. Lo difícil es llegar a aceptarlo... y a mi es un cuento que siempre me ha gustado mucho. Hasta que de "mayor" supe porqué.
- Lo sé. Pero una cosa es la teoría y otra la práctica. Yo te quiero y antes que a ti lo quise a él y mucho antes a mi marido. No quiero perder a ninguno de los tres.
- Pues si me hubieses hecho caso y me conocieses un poquitín sabrías que lo hubiese aceptado… pero no quiero que me engañes.
- No te engaño.
- Me ocultas cosas que para el caso es lo mismo.
- ¿Y ahora que estás al corriente qué piensas hacer?
- ¡¿Cómo que qué pienso hacer?! ¡Te sigo queriendo y eso no lo voy a cambiar porque me confirmes algo que ya sabía! Además, yo también soy polígamo…
- Soy consciente de ello.
- ¿Y me sigues queriendo?
- Por supuesto.
- Pues eso... ¿Te vienes a releer este cuento?