miércoles, 8 de junio de 2011

Mis fechas de cumpleaños


Yo nací un 8 de junio… o al menos eso creía hasta que cumplí los 14 años. A esa edad era obligatorio tener carné de identidad y para tramitarlo pedí una partida de nacimiento. Cuál no fue mi sorpresa cuando en la fecha de nacimiento ponía 10 de junio. En aquella época tener menos edad, aunque fuesen dos días, era un golpe tremendo a tu vida social en especial a tu porvenir con las chicas que iban tras los chicos “mayores”. Así que fui a hablar con el único testigo que seguro estaba presente el día de mi nacimiento: mi madre. Ella aseguraba que mi venida al mundo se había producido a los quince minutos del día ocho y te parí en casa hijo, lo que ocurre es que tu padre te inscribió en el registro civil el día 10. Por tanto ante mi círculo social podía decir que mi cumpleaños era el 8 de junio y, por supuesto, ocultar el DNI donde hubiese tenido que dar alguna que otra explicación que no hubiese servido para nada porque lo oficial era lo que mandaba. El sostener la fecha del 8 de junio como la de mi nacimiento y las ganas de ser mayor cuanto antes, tenía como contrapartida la de invitar a las amistades ese día;  además, me encargaba de airear directa o indirectamente que “oye, que el 8 es mi cumpleaños” o “¿a qué no sabes quién cumple años el día 8?” y cosas por el estilo. A mi me parecía que me favorecía.

Pero el panorama ha ido cambiando con los años y esa ambigüedad en la fecha de mi  nacimiento representa ventajas. La primera de ellas  porque  eres más joven de lo que marca tu edad biológica. Es como si el reloj se atrasase siempre dos días, con el añadido de que a ciertas edades ser más joven es un valor que cotiza en tu círculo social y, especialmente, entre las señoras. La segunda de ellas  es que se crea confusión entre tus amistades. Cuando te preguntan: “Pero a ver ¿cuándo es tu cumpleaños?” siempre respondo: “El día 8 de junio es cuando nací, pero oficialmente es el 10 de junio” Esa respuesta causa desconcierto y, claro, si a las personas les es complicado retener una fecha de aniversario, dos es imposible. Total que he conseguido  lo que me propongo: que no me felicite nadie y así ahorrarme una pasta en invitaciones. Y si algún despistado o despistada lo hace, el tener dos fechas de nacimiento, me da otra salida: que lo hacen el día 8 les digo que aún quedan días. Que lo hacen el día 10 les contesto: “uuuyyyssss gracias pero fue hace dos días”. No obstante hay alguien que invariablemente siempre es puntual:

-Felicidades hijo, ¿cómo estás pasando el día?
-Gracias mamá, pues como siempre, trabajando.