lunes, 13 de junio de 2011

¿Y tu qué sabes de la pasión?


¿Qué sabéis de la pasión? Si pensáis que es estar en una cama y lanzar cuatro estúpidos gritos durante media hora es que no sabéis nada del sexo. Lo de la pared es el comienzo: La pasión requiere sangre, sudor y hasta lágrimas. Gritos, jadeos que te salen del alma escondida en un lugar tan profundo que al llegar a la boca suenan a lamentos.

Es una batalla permanente.

Es pasear la punta de la lengua por otro cuerpo con una fuerza y una suavidad que provoca el suspiro; es desear que te den la boca y te la quiten; y suplicar que te la vuelvan a dar.

Es querer que te aten las manos y otras manos te acaricien con lentitud hasta que grites pidiendo que te calmen con un beso... y otro mas... y otro más profundo; es mirar los ojos de quien provoca estos sentimientos y notar una descarga que recorre tu espalda y llega a la boca desde la nuca, y te llena la boca de saliva y los labios se hacen grandes y lo único que calma todo esto es la mano, la boca, el otro cuerpo.

Es ver un caramelo y desear ponerlo entre los labios y comerlo boca a boca, y querer meterlo en cada hueco del cuerpo junto con tu lengua y sentir que tu alma está mas cerca del cielo que nunca. Eso es la pasión. Pero sin el deseo de quedarse dormido junto a quien te hace sentir todo eso, de dormir cada noche, de despertar cada dia con esa mano enganchada en tu cintura y de que esa boca te bese de mañana. Sin eso, sin ese deseo que es el auténtico, el de verdad, no hay pasión, solo carne contra carne y ansia fácil. solo respuestas a estímulos mecánicos perfectamente organizados en el cuerpo.

(Escrito basado en la novela "Nunca miras mis manos" de Susana Pérez Alonso)