jueves, 12 de agosto de 2010

Para una amante cualquiera

Pienso en ti. Pienso mucho en ti, de una forma tan abundante y copiosa que es imposible que quepa en tu fértil imaginación. La sorpresa que tendrías si pudieses leer mi pensamiento sería mayor al estremecimiento que significa para mi saber de tu existencia.

Pienso en ti. Pienso de una manera excesiva y disparatada, repasando uno a uno los momentos que han sido nuestros a la vez que  ideo mil formas por construir nuevos que no lleguen a hartar tu naturaleza voluble y caprichosa.

Pienso en ti. Pienso de un modo ilimitado y torrencial, abandonándome al exuberante  placer que me produce recordar  el sabor de tus labios, la caricia de nuestras lenguas, tu olor cuando se mezcla con el mío, la piel resbaladiza bañada de sudores enredados, la música de tus gemidos acompasando el movimiento de tu cuerpo cuando se excita recibiendo el orgasmo.

Pienso en ti con tanta intensidad y persistencia que temo haberte convertido en pensamiento sin capacidad de transmutarse en sentimiento.