viernes, 1 de julio de 2011

Entre tus piernas: y el baile de ambos



Se han ido a bailar todos los de la mesa.

Habías dicho que me esperarías y me has esperado...

Así que, ahora que no hay nadie en la mesa, bajas conmigo.

- ¡¡¡¿¿¿¿¿¿EEEEEEEEEEEEHHHHHHHHHHHHH???????? ¿¿¿ PERO QUIEN ES USSSSSTTTTTTTEEEEEEEDDDDDDDDD???!!!, grito horrorizada al comprobar que el propietario del “tridente” no era quién yo pensaba.

- Pues… pues… yo… yo…yo… - balbucea el que hasta el momento yo había creído mi Neptuno, ahora convertido en vulgar sardina- Yo… soy el del francés, acertó a decir el pescadito.

- ¡¿Pero … pero, como me ha dejado hacer eso, gilipollas ¿?! ¡¡¿Se cree que le voy chupando el sexo a todo el que se sienta a mi mesa?!!

- Oiga, señora, no insulte. Que yo soy un caballero y no he querido contrariarla ¿eh?. La he notado tan entusiasmada con lo que estaba haciendo que no he querido interrumpirla.

- ¡¡¿Qué no le insulte? Pero cómo me ha dejado hacer? ¿Porqué no me decía nada?.

- ¡¡¿Cómo quería Ud. que me levantase de la mesa con los pantalones bajados y la polla tiesa, eh? ¡! Además, cada vez que intentaba metérmela en la bragueta, Ud., ¡ venga otra vez de vuelta a su boca. ¡¡ Y así, señora mía, no había manera de “retirarse”!!

- ¡Y no sea vulgar, cojones ¡ ¡Mire, no le pongo una denuncia por violación porque me coge en un buen día, porque sino lo empapelo! ¡Ande, ande. Recójase “eso” y lárguese inmediatamente ¡

Y ahí, sola bajo la mesa, encendida por la cólera y por la cola que, aunque ajena no por ello menos apetecible, me vino a la cabeza una conversación que tuve antesdeayer con mi madre. “Niña, tienes que ir al oculista para que te gradúe la vista que, a este paso, no vas ni a ver por dónde te pones la comida”. “Lo de mi vista mamá”, le diría en este momento, “es mucho más grave. No veo por dónde me meto la cena"