miércoles, 6 de abril de 2011

Bulto nada sospechoso



Una conocida de “La Red” que ya está bordeando los cincuenta me comentaba, en un arranque de sinceridad, que ya estaba hasta las mismísimas de la memez que se va diciendo por ahí de que a las mujeres “no les importa el tamaño” del miembro viril, pene o polla de los varones. Decía que la mujer que contase eso mentía como una bellaca y que ella, las relaciones sexuales con las que más orgasmos había conseguido –escasas- habían sido con hombres bien armados. Ahora, me explicaba, no se andaba con tonterías a la hora de plantear la cuestión. Bueno, en realidad no era un planteamiento, sino un tocamiento o palpación exterior que le daba la medida de las posibilidades del macho aspirante a la cópula. Si la sobadura era satisfactoria en cuanto a compostura y mesura pasaba a la segunda fase del cortejo que consistía en enamorarse de él previa comprobación visual y ajuste del miembro en la “cueva de las satisfacciones”. Si, por el contrario el macho no daba la talla, pues sencillamente lo abandonaba sin más en la primera fase. No me aclaró si se apiadaba del “exaspirante” contándole que los motivos de la deserción eran que su polla era una talla XS y no una XXL.

En este momento no sé si expresar pesar o satisfacción por el comentario, lo que si recordaba cuando acabó de contarme sus preferencias –tal vez para animarme un poco- fue lo que me dijo hace algunos años una amante sevillana que tuve al respecto de la longitud del miembro: “Mi ‘arma’ en la cueva cabe lo que cabe y ya me dirás tú ´pa´ que quiero lo que sobra ¿’Pa’ que se constipe?”