lunes, 31 de enero de 2011

Vértigo inverso




Por lo general el vértigo se produce cuando alguien se encuentra a una determinada altura, no importa cual, y siente como en cualquier momento puede precipitarse desde ella. Aparece entonces el miedo que impide tomar cualquier decisión fuera de él. En definitivas cuentas te paraliza volviéndote irracional, como los animales. Y tomas determinaciones como ellos. Te arrodillas, te arrastras para gatear de un lado a otro, cualquier cosa es buena para salir de esa situación. Verte así, tan vulnerable, provoca incomprensión en quién no lo padece, incomprensión que se traduce en hacerte saber que estás haciendo el ridículo.
 
A mí me ocurre al revés. Le llamo vértigo inverso y es  mucho peor que el normal. Me explico. Esa sensación de inseguridad y miedo me asalta al bajar, por ejemplo, una montaña y mirar hacia arriba. Es entonces cuando siento ese sudor frío característico de la situación de pánico y me aparecen todas las dudas, singularmente una: ¿cómo he podido bajar tanto habiendo estado en la cima? La incomprensión es aún mayor, lo grotesco de la situación se multiplica cuando estás abajo. Tal vez, y digo tal vez, debería aprender a subir y no a bajar. Tal vez debería empezar por abajo e ir escalando y no, como hasta ahora, emprender el camino por la cumbre.

(Se oye "La casa por el tejado" de Fito y los Fitipaldis)