viernes, 22 de julio de 2011

Tengo ganas de romper


Siento unas irresistibles ganas de romper. No de desaparecer como me ha sucedido otras veces. No, no es eso: quiero romper. Tampoco de cerrar puertas como metafóricamente escribió Coelho. Lo mío es mucho más indomable, casi violento: deseo romper. Que nadie interprete que de lo que estoy escribiendo es sobre acabar. No, no y no: mi pretensión firme y salvaje es romper. Si desaparezco dejo intacta la mentira, mil veces negada, de una lealtad. Si cierro la puerta alguien encontrará la llave que deje paso al ensueño de la sonrisa eterna. Si acabo volverá el espejismo en un eterno retorno sin fin. Por eso mi propósito es romper fragmentando hasta la nada el engaño, atomizando el fraude de la seducción, destrozando espejos de dos vistas aunque signifique siete años de mala suerte. Siete años que no son nada cuando en  el alma llevo clavadas las partículas de mi última ruptura.  Gracias a tod@s por no recoger los pedazos.


viernes, 8 de julio de 2011

Creencias


Creo en los hartos, no en los indignados.
Creo en dictaduras de libertad, no en democracias financiadas.
Creo en  lágrimas que mojan la piel, no en sonrisas de papel.
Creo en gestos sencillos, no en palabras amables.
Creo en presentes reales, no en bellos futuros.
Creo en lo que me haces sentir, no en lo que me dices.
Creo en pasiones sin adjetivos, no en sueños hermosos.
Creo en reacciones arrolladoras, no en alergias controladas.
Creo en el ser humano, no en el hombre.
Creo en ti sin mí, no en mí sin ti.
Creo en que quiero creer, no en que pueda creer.


viernes, 1 de julio de 2011

Entre tus piernas: y el baile de ambos



Se han ido a bailar todos los de la mesa.

Habías dicho que me esperarías y me has esperado...

Así que, ahora que no hay nadie en la mesa, bajas conmigo.

- ¡¡¡¿¿¿¿¿¿EEEEEEEEEEEEHHHHHHHHHHHHH???????? ¿¿¿ PERO QUIEN ES USSSSSTTTTTTTEEEEEEEDDDDDDDDD???!!!, grito horrorizada al comprobar que el propietario del “tridente” no era quién yo pensaba.

- Pues… pues… yo… yo…yo… - balbucea el que hasta el momento yo había creído mi Neptuno, ahora convertido en vulgar sardina- Yo… soy el del francés, acertó a decir el pescadito.

- ¡¿Pero … pero, como me ha dejado hacer eso, gilipollas ¿?! ¡¡¿Se cree que le voy chupando el sexo a todo el que se sienta a mi mesa?!!

- Oiga, señora, no insulte. Que yo soy un caballero y no he querido contrariarla ¿eh?. La he notado tan entusiasmada con lo que estaba haciendo que no he querido interrumpirla.

- ¡¡¿Qué no le insulte? Pero cómo me ha dejado hacer? ¿Porqué no me decía nada?.

- ¡¡¿Cómo quería Ud. que me levantase de la mesa con los pantalones bajados y la polla tiesa, eh? ¡! Además, cada vez que intentaba metérmela en la bragueta, Ud., ¡ venga otra vez de vuelta a su boca. ¡¡ Y así, señora mía, no había manera de “retirarse”!!

- ¡Y no sea vulgar, cojones ¡ ¡Mire, no le pongo una denuncia por violación porque me coge en un buen día, porque sino lo empapelo! ¡Ande, ande. Recójase “eso” y lárguese inmediatamente ¡

Y ahí, sola bajo la mesa, encendida por la cólera y por la cola que, aunque ajena no por ello menos apetecible, me vino a la cabeza una conversación que tuve antesdeayer con mi madre. “Niña, tienes que ir al oculista para que te gradúe la vista que, a este paso, no vas ni a ver por dónde te pones la comida”. “Lo de mi vista mamá”, le diría en este momento, “es mucho más grave. No veo por dónde me meto la cena"