viernes, 10 de diciembre de 2010

La chica que me gusta (día cinco)



Me han llamado de la óptica para que fuese a recoger las gafas. Le he dicho a mi chica que me acompañase y no ha rechistado. Después de una semana sin salir de casa, seguro que estaba ansiosa por dar una vuelta. Y eso que se encontraba mal porque la he tenido que ir sujetando por el camino ¡La pobre no ha dicho ni media! ¡Seguro que para que no me enfadase! Cuando hemos llegado a la altura de la tienda donde nos conocimos, ha salido a saludarla la encargada y la ha hecho pasar dentro. A mí me ha mirado con cara de enfado. Evidentemente pensaría en lo desalmado que había sido en sacar a pasear a su amiga en aquellas condiciones. Por eso he dejado que entrase con ella en la tienda. Mientras tanto me he ido a buscar las gafas a la óptica ¡Qué diferencia!¡Ahora lo veo todo mucho mejor! He vuelto contentísimo a la tienda a buscarla, pero no la he encontrado. Había desaparecido. No me he atrevido a preguntar a la encargada porque me seguía mirando con cara de pocos amigos. Me he puesto muy triste y me he dado cuenta de lo enamorado que estaba de ella ¡Hasta los maniquíes de la tienda me la recordaban!