viernes, 18 de marzo de 2011

Con la mirada fija en el cielo


No hay que enamorarse nunca de una criatura salvaje. Esa fue siempre mi equivocación: me llevaba a casa seres salvajes. Águilas con el ala rota. Otra vez me llevé un lince rojo con una pata fracturada y la última fue una pantera -negra como el ébano- que había sido maltratada en un circo.

Pero no hay que entregarles el corazón a los seres salvajes: cuanto más se lo entregas, más fuertes se hacen. Hasta que se sienten lo suficientemente fuertes como para huir al bosque. O subirse volando al pico de una montaña. Y luego a otro pico más alto. Y luego al cielo. Así he acabado yo: con la mirada fija en el cielo.


Adaptación de uno de los diálogos que aparecen en la novela "Desayuno en Tiffany's" de Truman Capote