martes, 30 de noviembre de 2010

Semana de sensaciones




Jueves: mañana de excitaciones, tarde de pasiones, noche de contenciones.

Viernes: madrugada de emociones, mañana de alucinaciones, tarde de contestaciones, noche de decepciones.

Sábado: mañana de reflexiones, tarde de objeciones, noche de indicaciones.

Domingo: mañana de elecciones, tarde de votaciones, noche de discusiones.

Lunes: madrugada de afirmaciones, mañana de declaraciones, tarde de demostraciones, noche de erecciones.

Martes: mañana de contradicciones, tarde de ensoñaciones, noche de revelaciones.

Miércoles: madrugada de negaciones, mañana de impugnaciones, tarde de negociaciones, noche de interrogaciones.

domingo, 14 de noviembre de 2010

Traiciones y lealtades




La historia se escribe a base de traiciones, de deslealtades, de engaños. Los y las optimistas dirían que, frente a estas, existen los apoyos, las lealtades, la sinceridad. Es cierto, de eso también se nutre la historia. Unas y otras se enfrentan y llega un momento en que debes tomar partido por una u otra opción. No existe la neutralidad en eso: o participas de la traición o eres leal. O engañas o te enfrentas a la verdad. Quedarte entre ambas significa que puedes ser objeto de manipulación por una u otra. Y eso es estar en  ningún sitio, no ser nada.

martes, 9 de noviembre de 2010

Amantes lejanos




Ambos están casados y son amantes desde hace poco menos de dos años. Aunque viven en ciudades distintas y tienen hijos se las arreglan para estar juntos cuando la clandestinidad se lo permite. En esos momentos disfrutan de la ventaja que supone el amor sin compromiso, la pasión sin límites, el estar juntos sin obligaciones. Es decir, los amantes disfrutan de un noviazgo sin fin. A los dos les gustaría bautizar su relación de alguna manera que no fuese con la palabra “amantes”, la encuentran demasiado vulgar y que no acaba de definir lo que son el uno para el otro.

En esas estaban cuando por una de aquellas casualidades de la vida, Él se enteró que Ella tenía otro amante. Después de unos momentos de incredulidad pasó a la fase de no comprender aquella situación tan rocambolesca. Era comprensible que ocultase a su marido que tenía un amante pero a éste ocultarle la existencia de otro como él, carecía de sentido. Por algo su relación estaba basada en la falta de compromiso y en darle a su enlace la sinceridad pasional que le faltaba en su matrimonio. Si había encontrado a otro, con decírselo había más que suficiente y nadie se reprocharía nada, pero mantener varias relaciones extraconyugales al mismo tiempo carecía de coherencia.

Enterarse de esa situación –negada por Ella cuando Él le ofreció la oportunidad de contárselo- facilitó encontrar la definición que buscaban para su relación. Bueno, en realidad la propuso Él al no saber en qué lugar de las preferencias de Ella se encontraba. Le dijo que tenían una especie de parentesco, pero un parentesco sobrevenido por el tálamo y el orgasmo. Así que, concluyó Él, no podemos alejarnos de la vulgaridad porque  en realidad somos unos amantes lejanos.

domingo, 7 de noviembre de 2010

Aprendiendo a escribir



Pues eso, que estoy haciendo un curso sobre cómo debo escribir. Me he empeñado en aprender y en ello estoy, entendiendo o tratando de entender cuál es la mejor manera de combinar las palabras, poner en orden los hechos en definitiva, cómo debo contar historias –o cuentos que también hay mucho por aquí- para hacer más atractivo lo que narro. Era una idea que me rondaba hacía tiempo y ya era hora de llevarla a la práctica si quiero escribir esa historia que me sobreviva. El curso se las trae, aunque sea “on line”. Son ocho meses (empezó el uno de noviembre y acaba el treinta de junio próximo) y comparto placer y entusiasmo con otras quince personas de los más variados lugares del Planeta Tierra. En estos pocos días que llevo ya he aprendido –o reafirmado- varias cosas. La primera de ellas es que todo arte, y escribir lo es, tiene una técnica que debe ser conocida La segunda es que leo poco y para saber escribir es necesario leer más, mucho más. La  tercera es que soy un “betselerista” (si es que existe la palabra) Mis compañeros de curso leen o han leído autores que ni tan siquiera he oído nombrar y no me preguntéis cuáles porque nunca los podría repetir. La cuarta –y esta es la que más me consuela- es que la formación no es cuestión de edad, sino de actitud y la última, por ahora, es que como decía Tagore si te comparas con los demás te volverás triste y amargado porque siempre habrá alguien mejor que tu… y a mí me lo parecen –como mínimo- trece de los quince integrantes que componemos el grupo (denominado “POE”) Así que aún puedo sonreir.