domingo, 12 de diciembre de 2010

La chica que me gusta (... y cuatro meses después)


 (Se oye a Queen en Friends will be friends "Los amigos serán amigos")

 “Hola Ernesto, me llamo Manolo. A lo mejor te preguntarás quién es Manolo y de qué te conozco, pero si te digo que hace algo más de cuatro meses pasamos cinco días juntos tal vez caigas en la cuenta. Si, fue conmigo con quién pasaste esos cinco días. Bueno yo estaba dentro de la maniquí -y digo “la” porque era “ella”- pero tu ni te diste cuenta. No me extraña, con tus problemas de vista. La policía me explicó cómo llegué dentro de la maniquí. Parece ser que un grupo de albanokosovares me atracó cuando entraba en casa de mi casa y recibí un golpe en la cabeza. Como creyeron que había muerto se quisieron deshacer del (presunto) cadáver y me metieron en lo primero que pillaron. Una maniquí de las que fabrico para las tiendas del barrio. Son chapucillas que hago para completar la paga de jubilación que me ha quedado. Ya sabes que los que hemos sido autónomos no nos queda mucha pensión, pero con las maniquís que vendo ya me da para llegar a fin de mes. En fin, que como no encontraron nada de valor en casa quisieron sacarse unos eurillos vendiéndome a la tienda donde me encontraste. Fue una suerte y, a la vez, una revelación para mí. Te explico porqué.

Los días que estuviste a mi lado, nunca me habían tratado tan bien. Ni cuando vivía mi difunta Eufemia (que en gloria esté) Una delicadeza al llevarme a la cama, arroparme y hasta tu tono de voz explicándome tus andanzas en el Ministerio de Hacienda. Hubo, eso si, un momento en que pasé un poco de apuro y fue cuando te pusiste encima mío para hacerme el amor (bueno, a mi no, a la maniquí) Pensé que me asfixiabas y yo, con la conmoción que llevaba y que me taparon la boca, no pude decirte nada. Gracias a Dios que te corriste pronto y dormiste como un bebé toda la noche. La segunda vez ya fue distinto. Me cansé un poco del vaivén de las posiciones que ensayaste, pero no tuve el agobio de la noche anterior. Hasta puedo decirte que me gustó … y esas cosas que dijiste -que no había oído en mi vida- también me gustaron.

El resto de la historia ya la conoces. Me llevaste de vuelta a la tienda y la encargada con la prisa de ponerme en el escaparate, tropezó y se le cayó la maniquí partiéndose por la mitad ¡Imagínate la sorpresa que se llevó al encontrarme allí! A la pobre le dio un desmayo y a mi un golpe en la cabeza que agravó el que ya tenía. Así que he estado estos cuatro meses en el hospital con conmoción cerebral, lo que no me ha impedido recordarte y darme cuenta de lo mucho que te he encontrado a faltar ¡Ya ves, a mis años, un macho como yo -o eso era hasta conocerte- echándote de menos! Pero me he dicho que si algo quería, debía ir a por ello. Así que me he decidido a hacerlo y salir del armario (en mi caso de la maniquí) para preguntarte si a ti te ha pasado lo mismo. Creo, no, sé que estoy enamorado de ti y me gustaría intentarlo. Me gustas mucho y espero que la diferencia de edad no sea un problema.

¿Te gusta la música? Estas semanas no he parado de escuchar a “Queen” ¿y sabes por qué? Porque Freddy Mercury me recuerda un montón a ti.

Te adoro Ernesto. No tardes en venir a buscarme. En la tienda te darán mis referencias aunque la propietaria está algo mosqueada contigo porque dice que le dejaste la maniquí algo "guarra", ya sabes. Con todo mi amor,

Tu Manolo”