sábado, 28 de mayo de 2011

Amantes (II)


Luis había acompañado a su hijo hasta el colegio. Lo hacía siempre que no estaba de gira fuera de Barcelona. Le gustaba hacerlo y a su hijo también porque eran los únicos momentos en que podían hablar de “hombre a hombre”, fuera de la protectora mirada de la madre que, según Andrés, aún creía que era un bebé ¡y soy un adulto, papá! Claro que si Andrés, afirmaba siempre su padre. Aquel era un día especial porque era el primer día de clase y, además, el primer día de la ESO el curso “frontera” entre el mundo fantástico de la niñez y el País de la realidad de la adolescencia.


Casi se da de bruces con Anna cuando salía del colegio.

-¡¡Anna!!– gritó un sonriente y sorprendido Luis cogiendo del brazo a una Anna que se giró al contacto de la mano de Luis. Ella saltó inmediatamente a abrazarlo y así, en mitad del gentío que entraba y salía del colegio, estuvieron durante unos segundos mientras solo acertaban a decirse muy quedo “¡Cuánto tiempo ha pasado!” “¡Cuánto te he encontrado a faltar!” “¡Cuánto he deseado verte!” “¡Cuánto…!”. 


Permanecieron en esos cuantos y en ese abrazo hasta que tuvieron la certeza, inconsciente certeza, que en ambos aún existía esa “liaçon” que los haría inseparables aún después del abrazo. Fue ella la que inició la conversación.

-¿Qué haces por aquí?  –y sin darle tiempo a contestar- ¿Has venido a acompañar a  tu hija…a tu hijo? 
-Hijo…
-¡Qué bien, un niño! ¿Cuántos años tiene?
-12. Hoy precisamente empieza la E.S.O. Me casé justo cuando lo dejamos… me dejaste y no quisimos esperar demasiado –dijo Luis haciendo cuentas como si quisiera justificarse.
-Eso es lo que tenías que hacer- afirmó una sonriente Anna- Yo en cambio he  permanecido soltera todos estos años. Bueno no es que no haya tenido pretendientes, no. Incluso uno me pidió matrimonio justo en el momento en que me di cuenta que las relaciones duraderas no se habían inventado para mí.

Estuvieron hablando de lo guapa que estaba ella, de lo bien que se conservaba él y de que la fortuna les había acompañado a ambos en su carrera profesional. Pero no todo eran alegrías. Luís le contó que al nacer Andrés a su mujer le tuvieron que hacer una histerectomía con lo que eso significaba. Pasaron unos años malos pero el carácter alegre de Andrés les había devuelto la ilusión. Hubiesen querido darle un hermano o hermana a su hijo pero no eran partidarios de adoptar y ya se habían hecho a la idea de que Andrés sería su única descendencia. Se dieron cuenta que el tiempo les había pasado volando.

-¡Por Dios, qué tarde es ya! Me tengo que ir pitando- exclamó Anna.
-Si, si de acuerdo, pero antes dime dónde te encuentro porque aún tienes muchas cosas que contarme –y sin darle tregua- ¿Por qué no vienes a casa este viernes por la noche?

¿A su casa? ¿Pero qué le diría a su mujer quién soy? ¿Una antigua amante que alternaba su cama con la mía? Pensó por un momento Anna antes de darse cuenta que Luis ya no era su amante y que tal vez, su casa con su mujer y su hijo, era un buen terreno para normalizar una relación de amistad y apartarse de la tentación de caer de nuevo en los brazos de un Luis al que no había podido olvidar. Como si leyese los pensamientos de Anna, Luis añadió.

-Ella nunca supo lo nuestro ni tiene porqué saberlo. Le diré que eres una antigua compañera de trabajo con la que estrené “El lago de los Cisnes” en el Liceo ¿Recuerdas que fue un gran éxito?

Y tanto que lo recordaba. Aquel día le dijo por primera vez que lo amaba después de haber copulado como hechizados por algún brebaje durante toda la tarde.

-¿Pero no te acompañó a la representación? Puede darse cuenta.
-No, tranquila, nunca lo hacía en aquella época. No quería que fuese –Luis insistió- ¿Quedamos a las ocho?
-Quedamos.



3 comentarios:

Anónimo dijo...

Me gusta la historia, te sigo.
Un beso y Força Barça¡.

Abril dijo...

Lo cortas en lo más emocionante. Me he quedado con ganas de leer más y, eso, sólo significa una cosa... ;)

Besos. No tardes.

Ernesto Líneas dijo...

Para calma, apostando sobre seguro

Força sempre als que intentes fer les coses ben fetes... (e incluyo los besos que te remito entre paréntesis :))

Para Abril, lectura emocionada

Como siempre me ocurre he ido variando la historia a medida que la fui escribiendo sobre su idea original. Te confesaré algo, tengo un final pero me hubiesen gustado sugerencias...

No tardaré una vez haya asimilado las emociones de este fin de semana ;)