martes, 18 de enero de 2011

¿Dónde pongo mis manos?


Esta tarde he estado en el dentista es decir, uno de aquellos lugares dónde un@ paga por pasarlo mal. Pero a mi hay algo que me incomoda más que el abrir la boca en posición antinatural para que me metan un taladro y confiar en la pericia del que lo introduce. Hay algo que me hace sentir peor que los pinchazos de la anestesia y que se me quede la cara, la lengua y los labios como el corcho. Es algo que soporto menos que el ridículo que siento cuando el dentista de turno, me hace cualquier pregunta cuando estoy con la boca abierta y balbuceo un idioma imposible. Podría soportar todos esos inconvenientes sino fuese por lo mal que lo paso estirado en la camilla. No puedo con ello. Son tan estrechas que nunca sé dónde debo colocar brazos y manos, así que acabo -dada la longitud de los mismos- poniéndolas en mi entrepierna, encima del sexo y eso conlleva un riesgo importante. Si, es peligroso porque, cuando el dentista está en plena actuación taladrando mis dientes, la tensión que me produce me da por apretar - inconscientemente- con mis manos lo que hay entre las idems es decir, los testículos (los míos). Menos mal que cuando baja la tensión, sube el dolor en la zona "intramuslar" y eso hace retroceder el apretón testicular. Pero bueno que a uno se le queda un dolorcillo que ríase Ud. del de las caries con el agravante que, si se va muy a menudo al odontólogo, la zona se resienta y acabe reventándose. Terror me da el imaginarlo.

6 comentarios:

Unknown dijo...

Vamos a ver! Situemonos, entras con dolor de muelas y sales con dolor de "huevos"? bueno testiculos. Pués me parece obvio, colocalas en la barriga, que no digo que tú tengas, noooo!!!apoyadas en el regazo, mejor asi? Al menos es lo que yo hago cuando tengo que pasar por este trance. Eso si, me retuerzo los dedos de tal manera que casi hago una trenza, pero es cuestion de elegir!


Besitos dulces, que siempre ayudan.

Ernesto Líneas dijo...

Para María, trenzando su trance

Lo cierto es que un@, en momentos de inconsciencia como la descrita, se agarra a lo más sobresaliente de su cuerpo... Así que elijo tu regazo y la próxima vez te vienes conmigo al dentista. Si lo piensas es una oferta irrechazable para ti por lo que te ahorrarás en peluquería dáctil. Reconozco que a mi también me iría bien tu compañía: me aseguraría una vejez algo más feliz teniendo el "complemento" intacto.

¡Quién nos iba a decir María que después de tantas idas y venidas nuestro destino juntos estaría en la consulta de un dentista! Un beso por ello.

Anónimo dijo...

Le tengo pánico, no recuerdo ni donde pongo las manos cuando me tumbo en ese sillón de tortura, de veras...
Me he reído imaginándote jeh¡
Besito

Ernesto Líneas dijo...

Para calma, buscando nuevas sensaciones

Ahora sé porque el dentista ponía aquella cara de satisfacción mientras te hacía una limpieza de boca ;)

Besito también para ti

Abril dijo...

Este es el Ernesto que a mí me gusta. Espontáneo, divertido, con esa sátira que lo caracteriza en cuanto tiene a alguien a tiro (en este caso él mismo).
No cambies nunca, por mucho que digan los “profes”

P.S: Yo tengo un método infalible para relajarme en el sillón del dentista,(aunque no creo que te funcione)admirar los ojos de mi dentista mientras él no mira los míos. Es un juego de… ¿miradas? ;)

Besos.

Ernesto Líneas dijo...

Para Abril, incitando a la rebelión del alumno

Lo de cambiar a estas alturas de la película (la mía) va a ser harto complicado ni aunque mi profesor fuese el mismísimo premio nobel (bueno, solo en el caso que reparta el premio conmigo puedo "matizarme" :)) Así que, de cuando en vez, me tendrás en esencia pura...

P.S. La verdad no sé qué le puedes encontrar de excitante a un juego de miradas cuando te están metiendo -literalmente- la mano en la boca para dejarte al descubierto todas sus miserias :S